Sunday, December 28, 2008

2

Hace un par de días encontré entre las páginas de un libro viejo (era un tratado de semiótica de una editorial italiana), que se encontraba en un estante igual de viejo, en una librería tal vez un poco más nueva, un sobre con un trozo de papel amarillento adentro. No dudé y de inmediato compré el libro con su contenido. Era el principio de una carta, que al parecer por los tachones, había sido desechada por el mismo autor (debido a la falta de sellos postales, también dudo que algún día haya llegado a su destino, e incluso dudo de que tal destino exista). Su contenido, así como su remitente, son ambos muy ambiguos. En color rojo (valdría la pena mencionar que el papel se encontraba en muy mal estado y por lo tanto tal vez haya tenido que completar parte de lo que se lee a continuación) se encontraban escritos los siguientes párrafos:

Estimado comité directivo:

Hace tiempo tuve que haberme dirigido a ustedes, pero cierto es que debido a lo agitado de los eventos que se han presentado estos últimos días, de los cuales ustedes ya tienen noticia y que por lo tanto, no vale la pena recordar, he estado escondiéndome algún tiempo. Dicho escondite no es precisamente un escondite como comúnmente se conocen. Este no tiene puerta, techo ni paredes, que va! ni siquiera tiene piso. Es más bien un escondite tácito, se encuentra dentro de mi mismo. Yo sé que al leer estas palabras correrán a buscarme para traerme frente a ustedes y yo solo quiero ahorrarles su tiempo al decirles que dicha tarea es imposible, ya que a decir verdad, nisiquiera yo mismo sé donde me encuentro. Dicho lo anterior, paso a explicar mis motivos. No espero con esto su piedad ni su absolución, sé que sobre eso no hay discusión, y a decir verdad, sería yo el primero en rechazar cualquier intento de indulto que se me ofreciera. Lo que pretendo con esta carta más bien, es que alguno de ustedes se vea reflejado en mis palabras y de esta manera deshacerme de esta culpa, la cual para ser sincero, siento que no debería cargar.

Creo que debo recalcar primeramente el hecho de que ustedes nunca me dijeron hacia donde me dirigían, y creo que es justo decirles, no a manera de reclamo, sino como observación, que me da miedo esta realidad que se conforma de verdades y leyes. Dicha solemnidad no va conmigo. Me da miedo saberme cierto y entero. Cuando se me orilla a ser, como ha ocurrido últimamente, detesto la unidad de la que pende mi esencia. Odio ser cosa física, dura como la mierda y al mismo tiempo cosa blanda, como la mierda, y como el tiempo del que, al parecer, también estoy hecho. Tiempo que acentúa mi unidad y la condena simultáneamente... (aquí las letras son completamente ilegibles debido a rayones hechos con un lápiz de otro color y a una rotura en el papel)... les pido me comprendan. Me confortaría mucho saberme fuera de aquí, muy dentro, en aquel el lugar donde estuve antes, ustedes saben cual, donde la única certeza es la duda, donde la duda es lo que le da el valor al mismo mundo y a cada uno de sus elementos. Quiero saberme uno de esos elementos, pero dudarme también. Ser esencia nada más, esencia ambivalente. Unos..." (aquí las letras se desvanecen del todo, como si el lápiz con que se escribieron las palabras hubiera perdido, poco a poco, su corporeidad)

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De la carta que encontré antes, en aquel tratado de semiótica de la editorial italiana que leía por título “Sintassi, Pragmatico e Semantico. Trattato Generale”, tomé su contenido y con él me permití realizar un pobre ejercicio que, más que de literatura, se trata de un esbozo tropezado de una de las múltiples (debido a su ambigüedad, tal vez sería más correcto decir infinitas) interpretaciones que a dicha carta se le pueden dar. Mediante varias conjeturas y omisiones, las cuales tienden a asumirle más un carácter metafísico que poético a dicha carta, traté de dar forma a una bitácora ficticia que explicara, en cierta medida, varias cuestiones planteadas en ella (aunque forzosamente deja a otras de lado, no por indiferencia ni por considerarlas menos importantes, si no por una sincera incapacidad de acción mía de incluir todas las cuestiones con las que me vi enfrentado).

0.

Hoy llegué a Praga. Fui llamado por el Comité Directivo para atender asuntos que requerían de mis "servicios especializados”. Llegué por tren a la abarrotada estación central de Hlavin Nadrazi donde me esperaba una persona a la que noté desde antes de bajar al andén, no por el cartelón en el que estaba escrito el nombre que me habían pedido que usara, si no por la mirada expectante del joven (demasiado joven, pensé, para estar involucrado en una misión en la que necesitaran de mis servicios). Sentí un poco de pena por él. Supe que era pena lo que sentí por aquel joven porque en una ocasión anterior, en la que había sido llamado por el antiguo Comité Directivo para atender unos asuntos de una índole no idéntica, pero sí algo parecida en Damasco, tuve que prescindir de la vida de uno de los hombres de confianza del Califa Uzmán a quien el Comité Directivo había reclutado para asistirme: Bâhir al-Walid, a cuyos padres había yo prometido traer de vuelta en menos de una semana; la mañana del quinto día dejé su cuerpo desprovisto de alma enmedio del desierto; para la tarde de ese mismo día estaba yo de vuelta, en casa de sus padres, comiendo el delicioso kabsa que había cocinado la madre mientras les explicaba a ambos como su hijo se había quedado en un campamento de beduinos que comerciaban con ganado a un día de ahí a esperar por unos camellos que él había mandado a traer desde Bagdad como regalo a sus padres. Les dije que cada camello le había costado a Bâhir 15 dinares y que las monturas de seda roja bordadas con hilos dorados que había comprado para ellos valían 8 dinares cada una. Les advertí fingir sorpresa al día siguiente cuando llegara Bâhir con los animales. Esa noche los ancianos me acomodaron en el cuarto del hijo cuyo cuerpo era ya para ese entonces comida de buitres y chacales, y a quien nunca volverían a ver. Durante toda esa noche no pude dormir. Me fui antes de que saliera el sol sin que ellos se dieran cuenta. Hoy en la estación de Hlavin Nadrazi sentí por el joven que fue a recogerme algo parecido a lo que sentí por Bâhir esa noche que no pude dormir.

El C.D. reservó para mi estancia un pequeño estudio cerca de Vyšehrad a pocos metros del rio Vlatva, desde donde se pueden ver con claridad los jardines del Císařská Louka. Instalé en la habitación las pocas pertenencias que me entregó el joven que me recogió en la estación de tren (su nombre es Evzen Lidovky). Estas consisten en: dos cambios de ropa (los cuales puse en un estante), Un saco extra (el cual colgué en un pequeño armario), una toalla, un cepillo de dientes, un rastrillo (porque al parecer tengo barba), un jabón, crema, loción, un peine y unos lentes (porque este huésped, aparte de barbudo, es miope). Evzen me dio también una cartera con varios carnets de identidad, dos mil coronas y un papel con un número telefónico y la siguiente frase escrita: Comunicarse cada mañana con Kazimir para informe diario e instrucciones. No hice lo que decía la nota. Siempre he considerado la solemnidad del C.D. algo estúpido y sin sentido. De hecho, nuestros servicios podrían ser prestados desde Fuente; no hay razón para que se nos solicite venir hasta aquí, a caminar entre ellos en un huésped que la mayoría de las veces resulta desechable. Pero el C.D. tiene sus reglas escritas y para ellos es casi sagrado continuar con este modo de hacer las cosas (creo que esto se debe más que nada a que no pueden soportar el hecho de saber que colaboran con algo que es más que corpóreo, algo que no es carne vulgar como la de ellos). Aún así, sus reglas no son las mías, y por eso, en vez de llamar a Kazimir para recibir las instrucciones del día y, aprovechando que había mucha luz en la calle, me salí a dar un paseo. Seguí la margen del Vlatva por el Rašínovo nábř un par de minutos y luego di vuelta en Svobodova, donde seguí caminando por horas, entre casas de la burguesía praguense, hasta llegar a la esquina de Na slupí. Cuando estuve a punto de dar media vuelta y volver a mi estudio me arremetió una sensación que creía olvidada; de un restaurante en la esquina de Albertov me llegó el aroma de comida recién horneada (a pesar de que considero vulgares los placeres de la carne y de la materia, cada vez que vengo me permito disfrutar de un par de actividades que de todas formas son necesarias para el correcto funcionamiento de mi huésped). Entré al restaurante y me senté. Rápidamente llegó la encargada del lugar con un menú y cubiertos. Como toda la comida, e incluso el solo hecho de comer, me parece placentero, le dije, sin ver, que me trajera el primer platillo del menú; volvió un poco después con un plato de vepřo-knedlo-zelo, que devoré en pocos minutos. Hacía 15 años, 3 meses y 17 días que no ingería ningún alimento, pero para mi bien pudieron haber sido un par de segundos.

1.

Hoy por la mañana marqué el número que Evzen me había proporcionado. Contestó una mujer que, por su voz, me pareció bastante joven (Junto con Evzen, ella era la segunda persona de aproximadamente la misma edad con la que me había tocado lidiar desde mi llegada a Praga -apenas ayer-, lo cual me parecio bastante raro ya que el C.D. no solía reclutar a personas de menos de 40 años para ejercer ningún tipo de función dentro de sus departamentos. Por otro lado, me pareció bastante agradable la sensación de no reconocer a la joven que me contestó; sentir la distancia entre nuestros seres, encerrados cada uno en su respectivo cuerpo. Me di cuenta, también, de que por más que me esforzara no podía, siquiera, hacerme una imagen mental de la apariencia de la joven). Le di mi nombre, y pedi que me comunicara con Kazimir. Después de tan solo una fracción de minuto me transfirieron con él. No se me cuestionó acerca de mi desobediencia al no haberme comunicado el dia de ayer; al contrario, me dijeron que a causa de algunos eventos no planeados, el inicio de la operacion se vería postpuesto hasta mañana. Por segunda ocasión tenía el resto del día libre. Me dijeron que si necesitaba algún servicio, cualquiera que este fuese, marcara este mismo número y le dijera a Kateřina (la joven que contestó el teléfono) que mandara a Evzen a mi estudio; de cualquier forma él haría rondas diarias para proporcionarme asistencia. Colgué el teléfono y me quedé sentado en mi cama por un par de minutos, pensando en las razones por las que se podría haber retrasado el inicio de la operación; era algo que nunca había pasado antes en la historia de nuestras contribuciones con el C.D; sólo ahora que estoy sujeto al tiempo y a sus reglas me doy cuenta de esto (también sentarme a pensar me resulta extraño: el hecho de que una idea suceda a otra y luego a otra y que solo mediante esta ilación de pensamientos sea capaz de llegar a una "respuesta" o a una "conclusión", estados que de otra manera -de estar en Fuente- serían implícitos, previos aún, a las cuestiones que aquí los generan).

Salí del estudio sin saber que hacer, con la incertidumbre como único campo de acción mental (o mejor dicho, como única opción dentro del marco sensorial y congnoscitivo al que me encuentro sujeto dentro de este huésped). Caminé de esta manera por un par de minutos hasta me que encontré con una pequeña tienda a donde entré a comprar pan de centeno. Me senté en una banca al margen del Vlatva a comer y cuando estuve satisfecho empecé, no sé porque, a arrojar pequeños trozos del pan que me sobró a un pájaro que se encontraba cercas de mi. Era un ave migratoria (después de tratar de recordar el nombre de su especie por un par de minutos me di por vencido). Se acercó cautelosamente después de que lancé el primer trozo de pan, lo picoteó apresuradamente y luego volvió a alejarse unos pasos. Tras varias veces de repetir esta misma escena, comenzó a desarrollar un poco de confianza y a acercarse un poco más a donde yo me encontraba. Llegaron un par mas de aves a recolectar las migajas que yo continuaba arrojando; al poco tiempo había ya una docena de ellas enfrente mío; unas peleaban por los pedazos más considerables de pan, otras, las más pequeñas, se limitaban a mantenerse al margen de la congregación que se encontraba enfrente de mi, mirando con ansiedad como se desarrollaba la escena, esperando a que una migaja saltara hacia su lado. Después de haberles arrojado lo que me restaba comenzaron, una a una, a retirarse (en busca de alguna otra fuente de comida, pensé). Al par de minutos sólo quedaba el ave a quien le habia ofrecido originalmente el pan, pero no pasó mucho tiempo antes de que ella también partiera en vuelo.

Se me ha proporcionado una vida con la cual no sé que hacer. Dicha incertidumbre enfatiza mi existencia (o sería más correcto decir la de mi huésped?). De hecho creo que todos aquellos que serán capaces de entender esto -que a la vez es nuevo y totalmente sabido por mi- son producto de la duda, la cual a su vez y de manera cíclica es producto de la esencia que los compone. No sé si cada persona que veo, sentado aquí en esta banca a la margen del Vlatva, está consciente de ello, o si seré yo (debido a mi "especial" situación ontológica) quien adquiere una consciencia alterada de esta realidad a la cual no sólo no estoy acostumbrado, si no que poco a poco se enrarece más con este tiempo que me pasa por encima. Sabrán ellos que están hechos de tiempo? sabrán que la materia que los soporta está circunscrita dentro de ese motor al cual ellos se aferran a medir con esas unidades que nada tienen que ver con él? En estos momentos este cuerpo decadente en el que me encuentro pensando existe también gracias a esa partícula ínfima de tiempo que lo contiene mientras este realice sus funciones corporales.

2.

Ayer he escrito la palabra "existe" de una manera que, al leerla hoy de nuevo, me causó una impresión muy grande. La escribí sintiendo a mi cuerpo; pensando a través de él y de la materia que lo compone. Significará esto que me estoy acercando cada vez más a la experiencia sensorial humana?

Hoy, muy temprano por la mañana, se presentó Evzen en mi estudio.



***una casualidad***
***inconsistencia (sentimientos, sensaciones, actitud, humor)***
***miedo***
***duda (también hacia la felicidad)***
***ansiedad***

Monday, November 17, 2008

espejo/temporada

La noche me alimenta la existencia; la noche y el sueño. Nunca me encuentro mas consciente que cuando me despierto a las 4 de la mañana a saberme; a transfigurar a las sensaciones por medio de mis pensamientos y volverlas eso. Nunca me encuentro mas consciente que en dichos momentos. Por lo mismo, en ninguna otra ocasion es mas fuerte mi desconexion conmigo mismo; en ninguna otra ocasion se siente mas el vacio que se encuentra detras de la conciencia que me hace enterarme de que estoy ahi, no pensando si no extrayendo a mis pensamientos desde la nada, desde lo que no es representable con una palabra ni tampoco con otro pensamiento.

Cuando era niño, de una manera que no puedo alcanzar a comprender (ya sea porque he perdido dicha capacidad, o por que ahora, mas que nunca, me da miedo ser y estar), me sometia a mi mismo a sesiones ontologicas introspectivas. Empezaba por preguntarme que era yo, que era lo que componia mi esencia, mis pensamientos mas primordiales como la percepcion y la conciencia (en ese entonces no los llamaba de esta manera, pero eso es lo que eran) hasta que me abstraia del mundo al que estaba acostumbrado, a las relaciones y a mi mascara asquerosa. Podia llegar hasta mas alla de mi pensamiento, al que derrepente dejaba de poseer. Podia sentir como era controlado por algo externo, como nada de lo que pensara era configurado por mi, si no por el vacio que le seguia, lo cual era en ese momento lo unico que me conectaba con todo y todos los demas. Siempre volvia a ser con miedo, las cosas dejaban de importar; el sentimiento de hipocresia quedaba latente en cada una de mis acciones. El interactuar se volvio desde entonces la mentira suprema, la hipocresia en su estado mas puro. Como iba a ser capaz de afirmar mi ser mediante una conexion con lo demas, si mi ser me era lo mas extraño? como puede, no mi persona, si no mi esencia, salir al ruedo del mundo si la unica forma de hacerlo es mediante primero, mi conciencia, y luego, mi personalidad? Como iba a poder seguir siendo si ambas cosas le arrancaban la honestidad al unico nucleo del que ellas mismas se desprendian? Nunca desde entonces pude empatar a mis ideas con un modo de expresarlas del que no se derivara un asco interno que las hacia otra vez menos que la nada desde la que se generaron.

Hace años que soy incapaz de hacer eso. Y otra vez, no se si sea mas por miedo a sentir mas alla de mis palabras, existir como algo mas alla de la voz interna quien creo o al menos, mediante engaños, siento ser; o por una simple incapacidad de ser algo, cualquier cosa, mas que esa voz que dicta todos mis actos y a la cual me resulta no solo imposible, si no impensable exteriorizar a traves de esa otra cosa que le sigue y tambien me es imposible dejar de ser; esa mascara que me confunde y me evita reconocerme. Lo que me queda es la condena de vivir en un mundo blando y ligero del cual aprovecharme mediante mi no-ser, o esforzarme por ver mas alla, por traspasar lo que soy y de lo que me doy cuenta mediante el terror que me infunde la no existencia; el vacio del que provengo y estoy compuesto.

Tuesday, November 4, 2008

Fat Kid (enjoy this vision)

La existencia me aumenta de peso.

Siempre fue asi de pesada? o sera que lo noto ahora que he dejado de aspirar a ella?... Bueno.

Voy a esperar un tiempo para ver si se adelgaza. Por mientras voy a seguir haciendo lo minimo a lo que me encuentro dispuesto; osea nada.

Sunday, October 19, 2008

fase 2: andar

Los eventos nos trascienden como individuos, aun en el plano temporal que esta sujeto a nuestra memoria (individual o colectiva), la cual a su vez esta circunscrita dentro de la condicion de ser consciente del hombre. Esta condicion es tambien la que hace de los eventos fines que buscamos o al menos presentimos. De esta manera transgreden no solo nuestro entendimiento del tiempo, si no que se convierten en una especie de energia generadora de voluntades; esto por la influencia tan directa que los eventos tienen sobre nuestras estructuras morales. Por eso es que la historia sea un factor constituyente de nuestra especie, y marque un camino que, sigamos o no, afecta nuestro destino y la forma en que este se desarrolla.

Friday, October 17, 2008

Intermedio

En el afan (o necesidad, si se considera parte de nuestra condicion) de buscar, mas que de encontrar, explicaciones a los fenomenos del mundo y de establecer al conocimiento como la fuerza propulsora de dicha verdad, los 3 sistemas que a mi vision sobresalen mas en el mundo contemporaneo son: ciencia, filosofia y religion (en la cual dicho conocimiento esta restringido a un pathos establecido principalmente por la tradicion). Las intenciones ocultas que alguna pueda llegar a tener no es lo que esta en cuestion aqui, si no la relevancia de los usos que se le pueden llegar a dar a la "verdad" a la que cada una aspira.

A traves de la historia se ha negado, en diferentes grados, la efectividad de la razon como el unico recurso ante algun obstaculo del conocimiento. La mayoria de dichas ideologias han tenido sus bases en creencias jerarquicas, a las que por el mismo motivo no les son convenientes indagaciones mas alla de lo permitido para cada rango. Con este "rechazo" del conocimiento (que es mas bien un monopolio de la informacion) la iglesia catolica, por ejemplo, defiende sus intereses mas sensibles ante posibles ataques; lo mismo que los regimenes totalitarios y otras formas de gobierno. Sin embargo recientemente, incluso las corrientes subversivas hacia el conocimiento formal -anhelado por la ciencia y la filosofia analitica- y mas especificamente la vision postmodernista, le han dado un valor a la "falta de razon" y han devaluado a la razon tradicional a un sinsentido del cual el unico escape es la experiencia de las emociones. Este llamado contra las formas tradicionales de percibir la realidad puede, de una manera un poco arbitraria, ser simplificado a un conflicto de lenguaje, al cual se le ve como un medio que limita al pensar a la ambiguedad y corto alcance de las palabras como contenedoras de sentido real y constante.

Lo que a todos estos sistemas caracteriza es su busqueda directa de la verdad y la armonia existencial a la que se llega a su vez. Incluso el postmodernismo, eterno enemigo del establishment del conocimiento, evoca (con su rechazo a la precision y alcance del lenguaje, a la logica "erronea" que se deriva de el y al conocimiento "falso" al que esta lleva, y con su enfasis a las emociones y a los estados fisicos y de conciencia) un deseo unificador del ser mediante el cual llegar a una verdad sintetica de los niveles espiritual, fisico y consciente (al que le da caracter de un medio intuitivo con el cual realizar las cosas).

Lo que no se considera casi en ningun caso, es el valor de la duda, no como curiosidad, no como promotora de pensamiento ni como la razon por la que nos embarcamos en la tarea de saber y de explicar los fenomenos del mundo, si no como un fin al que no aspiramos ni llegamos nunca; una coleccion de todos los pensamientos habidos y por haber (y a la vez la falta de ellos) que abarca la totalidad del mundo y sirve al mismo tiempo como un carril por el que nos movemos mediante medios congnoscitivos, sentimientos, emociones y nuestro cuerpo. La existencia de lo fisico y de lo material se desarrolla y comprueba solamente con la habilidad con la que conciliemos nuestras percepciones (fisicas, emocionales, etc.) con el resto de esa duda total.

Tuesday, October 14, 2008

primer intento: definicion

Conciliar. Accion de establecer un nexo o relacion descriptiva entre dos ideas independientes pero relacionadas en origen o en forma. En mi opinion es la mejor manera de entender, mas que la sucesion, el caracter evolutivo de las cosas, que es de la unica forma en la que se conectan.

Reconciliar. Empatar teoricamente dos elementos intrinsecamente diferentes o bien: tratar de establecer una conexion entre ellos cuando estos no parten de un origen comun, o de reestablecer dicha relacion cuando esta se ve interrumpida. A mi parecer, las reconciliaciones se limitan a un campo de accion intrascendente, y son provocadas, mas que nada, por la necedad idealista de unidad. Si les puedo otorgar un unico valor, este reside en que creo que son un indicador, efectivo en la mayoria de los casos, de una ruptura y separacion definitiva entre el numero de elementos involucrados, ya que por caracter propio se trata de una accion que impone un campo de pensamiento por encima de otro, ya sea racionalizando la situacion por la que ambas ideas no convergen, o disminuyendo la validez o importancia de alguna de ellas.

Monday, October 6, 2008

fase 1: dominio

Todavia me cuestiono a mi mismo acerca de la honestidad de mis construcciones mentales; de su relacion, aunque sea esta ficticia o muy limitada, con los objetivos mundanos hacia donde las dirijo y donde quiero que se reflejen. Muchas veces me encuentro a mi mismo puliendo el laberinto que es mi discurso con elementos semioticos para hacerlo cohesivo e integro como si en ello fuera a hallar un proposito concreto. Sera que todo es como lo describen los nihilistas de la lengua esos, que afirman que todo intento de busqueda de sentido se pierde en la maraña vulgar que es el lenguaje en el que basamos nuestro pensar y por ende nuestro actuar? A la mejor dicen eso porque, al igual que conmigo, pasa que su condicion de creaturas mas carentes de raciocinio que de vanidad y arrogancia los hace incapaces de invocar un sentido solido, latente y estable a sus discursos que resultan mas bien vagos, ambiguos y sin un concepto real de fondo, pero que analizados desde el punto de vista estructural, cuentan con una retorica verbal que asombra a los incautos.

No quiero seguir viviendo en un mundo en el que la comunicacion se base en lo que yo tengo que decir y hacer. No quiero seguir volviendo a mis ideas, que se supone debian representar cosas y emociones, palabras cuyo valor reduzco hasta hacerlas asquerosas. No quiero seguir empezando a hablar como un impulso, y que lo importante de mis palabras sea lo profundas que puedo hacerlas llegar a ver mientras las voy construyendo, y que gracias a mi ego traidor terminen sintiendose, al menos para mi, igual que baratijas brillosas, de esas que usan las mujeres en sus cuerpos. Que va a pasar despues si sigo asi? a que puedo degradarme? a letras? a gestos y sonidos? a la pura inercia a la que me encuentro sujetado por el solo hecho de existir?

Que se joda esto, y todo lo demas, pero que se jodan sobre todo aquellos cuyas ideas no se ven influenciadas mas que por su propia conciencia la cual le abre las puertas solo a lo que vale la pena. Que se jodan porque despiertan en mi la envidia y de esta forma me dan a conocer y me describen mis limitantes; me explican como estas son enormes hasta abarcar la totalidad y como dejan al resto de mi ser preso en el espacio minusculo que sobra y continua reduciendose hasta la nada.

Tuesday, September 30, 2008

Domingo menos emociones

Siempre esforzarme en racionalizar lo que ya hice y dije limita mi vida a un corredor cuya salida es igual que la entrada.

Nisiquiera entendi eso ultimo, pero de ninguna manera se va a quedar asi; lo voy a racionalizar y a "entender"; voy a dar otro paso en el corredor hacia donde sea que este me lleve, principio o fin.

Monday, September 22, 2008

Fascist Whore

Algo me lo dijo hace poco (no recuerdo de que manera o cuando, pero paso): Nada mas somos especie. Individuos? No. Nada de eso existe. Para ser individuos tendriamos que ser inmortales. Y no relacionarnos. Cada uno de nosotros seria un fin; un producto independiente de nosotros mismos. Pero no. Estamos en conjunto o no estamos en lo absoluto. Quien quiere eso? Yo lo querria si no fuera un cobarde; si no estuviera perfectamente condicionado y predispuesto por la puta; lo haria si no sintiera indispensable tal relacion, tal interaccion entre nosotros. Relegarse, volverse un antisocial es lo que una celula cancerigena a un organismo. Y yo no quiero ser una; no porque crea que esta mal ni nada de eso, si no por lo que ya dije; soy un cobarde.

Tuesday, September 16, 2008

Salvation Army

Desde que entendi que lo unico que hay es el cambio de "nada" a "algo" la culpa se me volvio el peor freno.
Ahora habito cada mañana como a un albergue de emociones rancias que se fermentan durante la noche porque siempre se me olvida meterlas al sueño.

Saturday, September 6, 2008

Recién llegado

No creo en los viajes en el tiempo, y si se me preguntara si creo en el tiempo no sabría que contestar, pero de lo que estoy seguro es de que SÍ y NO no son las respuestas que daría. A pesar de esto, y en vez de creer que nosotros nos podemos mover a través de él, sí creo que el tiempo se mueve a través de nosotros a su antojo o al menos en intervalos tan irregulares, que hacen pensar que son deliberados exclusivamente por él (al contrario del constante y rítmico desgaste del que somos testigos y víctimas, en el que además del tiempo, participa lo físico; la materia de la que nos componemos, y nuestra conciencia siempre atenta aunque sea colectivamente).

De esta (y tal ves de alguna otra) manera el tiempo se nos presenta como lo único fresco; como la novedad y lo perecible. Sorprende a los que nos creemos preparados con una dosis ínfima, apenas perceptible, de pasado que bien, por su ambigüedad, podría ser el futuro conjugado con diferentes reglas.

Caminaba y pensaba esto cuando una brisa, un cielo que por su caracter otoñal negaba el verano al que pertenecia, una calle conocida, y otra cosa -tal vez un olor o una ruta mental- convergieron e invocaron a otros tiempos en los que derrepente me hallé sumergido. Era un viejo otra vez; un viejo que pensaba del mañana lo más simple: sucesión y acumulación. Que mal estaba. Solamente siendo él por segunda vez fue que lo pude ver: a la resurrección de las emociones, al eterno retorno.

Monday, August 4, 2008

Language, language, all's language... Also this shit I just took

Lo normal es sentirse extraño. De hecho eso de normalidad nada más es un pleito temporal que cada vez que existe espera ser ganado por uno de los fenómenos que al final devuelven todo a su lugar, a aquel universo de sensaciones que, por el hecho de ser menos constantes, nos aferramos a llamar "me siento" y "raro". Las armas que usamos para borrar dicha extrañez de nuestras vidas (el hábito, las costumbres, lo cotidiano y lo rutinario), son apéndices nefastas de las que nuestra voluntad hace uso aferradamente cuando nos acobardamos (o más bien nos aflojeramos) ante situaciones y ambientes enrarecidos. Pero que es todo esto? no es más que el flujo, que de constante nada más tiene su intermitencia e imprevisibilidad, del que el tiempo, el espacio y nuestras vidas (en otras palabras el mundo) hacen uso para moverse a si mismas. Esto a causa de lo orgánico de la existencia, no solo de este universo, si no de todos los mundos/percepciones que este contiene y al mismo tiempo de su eterna interacción caótica. Las diferencias que notamos entre cada uno de dichos elementos; el escalonamiento permanente de los eventos que se suceden y del tiempo que los encierra (que de ninguna manera creo sea lineal, o que dicha linea sea perfectamente recta), la separación entre los estados y las cosas, que se parecen en cierta manera a cuando la imagen de un televisor cambia de tono, color, intensidad, etc. las traducimos todas, de manera voluntaria, en una morfología emocional, que por el hecho de ser esta ambigua e incongruente en su "relación" con las cosas en si, vuelve a todo ese mundo interno de adentro para afuera. Así es como en esos tiempos de extrañeza las imágenes, la interacción con el mundo y sus significados se vuelven otros, porque de alguna manera ora errática, ora estable, intercalamos dichas experiencias; interna y externa.

Tuesday, July 29, 2008

Licenciatura en comunicación

Hace mucho que debí haberte matado. Años antes de este momento en el que tú, malagradecido y desobediente, lo haces por tu cuenta. Lo hiciste nada más por molestarme, por salirte con la tuya, como siempre. Seguro llevabas mucho tiempo planeando esta última desobediencia, esta que fue más, mucho más allá de los límites que de todos modos te la pasabas cruzando, y por lo cual yo, aunque me llamaran cruel, me la pasaba reprendiéndote.

Claro que no te quería, como iba a hacerlo? eras un animal sucio, cobarde, nada digno para tu especie a la que, solo yo lo sabía, no pertenecias. Por eso no te puse un nombre de caballo, porque no podías portarlo orgulloso como tal. Por eso te puse un nombre de humano. Porque al igual que un humano estabas lleno de vicios y defectos. Pero todo esto, claro está, solo yo lo notaba.
Nada más ella te quiso. A los demás, si mucho, les ocasionabas la misma respuesta que hubieran tenido frente a cualquiera de tus hermanos. Pero ella de verdad te quiso. Claro! ella fue la persona que más me hizo daño, tenía que amar a todo lo que yo odiara. Por eso te puse un nombre de humano. Por eso te bauticé con el nombre que en vida llevó la persona que mas he aborrecido. Ambos eran iguales. Ambos querían que fuera yo el que muriera. Pero aquí estoy ahora, vivo, y ustedes dos, contra mi voluntad, están muertos. Siempre fuiste desobediente. Incluso ahora, que excavo un hoyo en la tierra para echarte en él, lo sigues siendo.

Extrañamente hoy, aquí con la pala, sacando tierra del piso, siendo una persona diferente a quien fui, me siento igual al día en que llegaste. El cielo le irradiaba pesadez a los cuerpos que nos desplazabamos detrás de la carroza, también a mis pensamientos que se arrastraban detrás de mi, tan bajos que no los podía leer. La sequedad añadía letargo, detenía todo, hacía de cada centímetro cuadrado, de cada instante infinitesimal, un universo eterno, insoportable. El día digería todo aquello que me importaba y me lo vomitaba encima, ya no había nada que me importara. El día me quería matar. Llegamos al panteón y él ya estaba ahí, me miraba. Después del sepelio nos fuimos todos a la casa, él llegó más tarde contigo. Yo no dije nada, ni en ese momento ni las siguientes semanas. No hablé ni conmigo mismo. Recuerdo que mis primeras palabras después del funeral fueron para preguntar quien te había dado un lugar tan privilegiado en las caballerizas, aquel lugar que se veía desde la ventana de mi cuarto. Despedí a la persona que lo hizo. A ti se me olvidó matarte. Nunca te volviste a mudar de ese lugar privilegiado.

El maldito nunca volvió, ni para recogerte ni para disculparse por haber estado en el funeral. Me odié por no haber pensado, por no haber tenido fuerzas para correrlo de ahí, también por haber sido tan apático para devolverte a él. Los siguientes meses me la pasé viajando, tratando de ocuparme para no amargarme con autoreproches. Al volver, me esforcé en verte como a un objeto cualquiera, uno que no merecía mi interés. Traté de no relacionarte con él, sino con tu especie. Cuando me di cuenta de que había fallado fue cuando te bauticé con su nombre, lo hice para nunca olvidarme de cuanto seguía odiando, cuanto había fallado en tratar de olvidar. Lo hice para no olvidarme de que, por más que uno lo intente, es imposible olvidar.

Aún cuando fuiste un regalo que yo no deseaba conservar y así lo explique desde el principio, ella insistió tercamente en cuidarte por los primeros meses. Al cabo de apenas un par de años ya tenías el tamaño necesario para ser montado. A mi nunca me lo permitiste, nisiquiera en estos últimos meses en los que no tenías fuerzas para resistirte. Ni siquiera ayer que ya tenías planeada tu muerte; preferiste tirarte en el piso y estarte ahí por muchas horas sin poder levantarte antes de que me acercara a ponerte la montura. Pero a ella siempre la dejabas montarte, y siempre lo disfrutabas. Aún cuando era a mi a quien le debías fidelidad, aún cuando era yo la persona que te proporcionaba alimento y vivienda, la persona gracias a la cual vivías. Te volviste su mascota y lo disfrutabas, podía verlo en tus ojos que con ella eran otros. Cuando me mirabas a mi tu mirada se volvía la de un humano, la de él. Por eso te dejaba días sin comer, por eso te dejaba durmiendo encadenado a un poste los días de tormenta. Porque nunca me permitiste una mirada igual a las que le dabas a ella, aún cuando era a mi a quien le debías fidelidad.

Recuerdas cuando ella se fue? Claro que no, no puedes recordar nada, no eres más que un cadaver adentro de un hoyo en la tierra, 400 kilos de carne muerta, carne que odié, y a la que no sé porque, le sigo hablando. Te quiso llevar con ella el día que se fue, la muy imbécil incluso me ofreció dinero por ti. Y cuando le escupí y aventé su dinero al camino de tierra bordeado de cactáceas, no se trató de que yo te quisiera, si no de lo contrario. Al escupirle a ella te condenaba a ti, al condenarte a ti, a ella la lastimaba y al lastimarla a ella me confesaba a mi mismo que todos menos yo eran culpables de mi odio. Después de ese momento, después de que advertí que ella se interesaba más por ti que por mi, después de que me ofreciera su vulgar dinero que de todas formas era mi dinero, dejaste de ser prescindible. Después de ese momento supe que tenía que conservarte.

Desde entonces empecé a temer que te murieras. Hoy lo hiciste y ya no soy lo mismo. Todo volvió a cambiar. El mundo se volvió real y pesado. Más pesado que mi cuerpo siguiendo la carroza bajo el sol el día que llegaste, más real que la soledad que ella dejó al irse, humillada y ofendida, por el camino bordeado por cactáceas. Nunca he llorado como en este momento, ni en el funeral, ni el día en que ella se fue. Ahora que ya no eres, su muerte es mi culpa, ahora que ya no eres, no tengo nada por lo que ella pudiera volver.

Debí haberte matado hace años, porque ahora que tú, malagradecido y desobediente, lo haces por tu cuenta, todo mi pasado se vuelve hacia mi y me hace culpable de mi odio, ese que jamás me abandonó. Ahora que ya no estás, no hay nada que lo detenga, nada que me oculte la verdad.

Hace mucho tiempo que debí habernos matado.

Sunday, July 20, 2008

Humano de lo medido

Hace un par de días encontré entre las páginas de un libro viejo (era un tratado de semiótica de una editorial italiana), que se encontraba en un estante igual de viejo, en una librería tal vez un poco más nueva, un sobre con un trozo de papel amarillento adentro. No dudé y de inmediato compré el libro con su contenido. Era el principio de una carta, que al parecer por los tachones, había sido desechada por el mismo autor (debido a la falta de sellos postales, también dudo que algún día haya llegado a su destino, e incluso dudo de que tal destino exista). Su contenido, así como su remitente, son ambos muy ambiguos. En color rojo (valdría la pena mencionar que el papel se encontraba en muy mal estado y por lo tanto tal vez haya tenido que completar parte de lo que se lee a continuación) se encontraban escritos los siguientes párrafos:

Estimado comité directivo:

Hace tiempo tuve que haberme dirigido a ustedes, pero cierto es que debido a lo agitado de los eventos que se han presentado estos últimos días, de los cuales ustedes ya tienen noticia y que por lo tanto, no vale la pena recordar, he estado escondiéndome algún tiempo. Dicho escondite no es precisamente un escondite como comúnmente se conocen. Este no tiene puerta, techo ni paredes, que va! ni siquiera tiene piso. Es más bien un escondite tácito, se encuentra dentro de mi mismo. Yo sé que al leer estas palabras correrán a buscarme para traerme frente a ustedes y yo solo quiero ahorrarles su tiempo al decirles que dicha tarea es imposible, ya que a decir verdad, nisiquiera yo mismo sé donde me encuentro. Dicho lo anterior, paso a explicar mis motivos. No espero con esto su piedad ni su absolución, sé que sobre eso no hay discusión, y a decir verdad, sería yo el primero en rechazar cualquier intento de indulto que se me ofreciera. Lo que pretendo con esta carta más bien, es que alguno de ustedes se vea reflejado en mis palabras y de esta manera deshacerme de esta culpa, la cual para ser sincero, siento no me pertenece.

Creo que debo recalcar primeramente el hecho de que ustedes nunca me dijeron hacia donde me dirigían, y creo que es justo decirles, no a manera de reclamo, sino como observación, que me da miedo esta realidad que se conforma de verdades y leyes. Dicha solemnidad no va conmigo. Me da miedo saberme cierto y entero. Cuando se me orilla a ser, como ha ocurrido últimamente, detesto la unidad de la que pende mi esencia. Odio ser cosa física, dura como la mierda y al mismo tiempo cosa blanda, como la mierda, y como el tiempo del que, al parecer, también estoy hecho. Tiempo que acentúa mi unidad y la condena simultáneamente... (aquí las letras son completamente ilegibles debido a rayones hechos con un lápiz de otro color y a una rotura en el papel)... les pido me comprendan. Me confortaría mucho saberme fuera de aquí, muy dentro, en aquel el lugar donde estuve antes, ustedes saben cual, donde la única certeza es la duda, donde la duda es lo que le da el valor al mismo mundo y a cada uno de sus elementos. Quiero saberme uno de esos elementos, pero dudarme también. Ser esencia nada más, esencia ambivalente. Unos..." (aquí las letras se desvanecen del todo, como si el lápiz con que se escribieron las palabras hubiera perdido, poco a poco, su corporeidad)

Saturday, July 19, 2008

We drove south from our shit and lived the lives of those who stayed


Ese botón que dice "snooze" en mi despertador no me deja nunca nada bueno. No debería de existir. Nada tiene que ver el hecho de que no entienda que significa tal palabra. He desarrollado, a lo largo de mi vida, la habilidad de convivir con cosas y hechos que me son tan extraños que parecen pertenecer a una realidad distinta a esta. A una realidad en la que mi valor, por el solo hecho de presentarme ante dichos hechos y objetos, se va disminuyendo poco a poco, hasta volverse negativo. Tanto es así que me he hecho totalmente capaz de tolerar la entrada de estos elementos a mi vida de una forma bastante frecuente, y volverlos parte de mi rutina diaria casi sin notar que lo hago. Para perder el tiempo dando un ejemplo de como se presentan estos eventos, puedo mencionar lo que me pasó hace algunas semanas: Desperté tarde después de una borrachera un día entre semana, creo que era miércoles. Como es mi costumbre, lo primero que hice al levantarme fue ir al baño a revisar que tan mal se veía mi cara en el espejo. Después de inspeccionarme por un momento noté que en una pequeña área de mi cabeza, a unos cuantos centímetros de mi oreja, me había quedado calvo, y aunque dicha área era de un tamaño reducido (no mucho mayor a una moneda de 10 pesos), se notaba bastante incluso a varios metros de distancia. Duré más de un par de minutos examinándome la región afectada, un poco más sintiéndome inquieto y algo preocupado, y todo el día tocándome esa parte de mi cabeza donde, como ya dije antes, no tenía un solo pelo. Más tarde, y desde entonces, decidí empezar a usar un gorro de color marrón que ahora no me quito casi nunca, ni siquiera cuando me encuentro solo. Y así, como a muchas otras cosas, me acostumbré al hecho de forma casi automática.

Ese pinche botón debería dejar de existir. Al hecho de que esté ahí siempre, y siempre lo presione aunque no me beneficie al hacerlo y luego me arrepienta, no me puedo acostumbrar.


Tengo recuerdos un tanto borrosos de la noche previa al día en que empecé a usar gorro.


Es síntoma típico de una borrachera que se pierdan algunas memorias de lo ocurrido, y que entre más se aferre uno en recordar lo que pasó, más difícil se haga revivir dichas imágenes. En mi caso hay una variación: al día siguiente casi nunca pienso en los eventos de la noche anterior, pero esto no es a causa de una amnesia inducida por el alcohol, más bien, y por una razón que desconozco, los recuerdos me son molestos independientemente de lo ocurrido, y por ello me esfuerzo, casi siempre con éxito, en ahuyentar todas las memorias mediante varias técnicas que llevo algún tiempo perfeccionando. Aún así, libre de imágenes y de recuerdos, la sensación de seguir viviendo perpetuamente un instante congelado permanece latente. Después de algún tiempo las imágenes, ahora inconexas y vacuas, empiezan a acudir a mi. Enteramente libres de significado, se funden entre si, y empiezan a crear situaciones, que aunque yo sé irreales, añaden diversidad a mi manera de pensarme.

Hasta donde puedo recordar, aquella noche fue como muchas otras. Empezó y terminó con alcohol. En el trayecto intermedio hubo mucho de él. Y también algunas miradas que no duraron, como es costumbre, por mi culpa. No estoy seguro de donde empezó todo, debió ser en alguno de esos bares que yo y mis amigos frecuentamos de una manera tan constante que cualquier alusión a ellos pierde su relevancia. Lo que si acude a mi mente de una manera más vívida es la conciencia de nuestro destino siguiente, y aunque no estoy muy seguro de lo que se celebraba en aquella casa (debe haber sido alguna nimiedad), recuerdo haber platicado, o más bien haberme limitado a escuchar a quien, ahora que lo pienso, debe haber sido la anfitriona de aquella celebración. Tenía muy mal aliento y hablaba mucho y de una manera que me parecía muy ridícula. No entiendo como ella no se dió cuenta de que yo pensaba eso. O tal vez si lo hizo. Antes de que me fuera mencionó algo sobre vino tinto y sobre un sillón nuevo, sonaba bastante agitada y su manera de gesticular iba acorde con esa agitación. Ahora si estoy seguro de que ella era la anfitriona de la fiesta. También, y solo hasta ahora que lo pienso, creo que era yo el que tenía mal aliento, pero de eso no estoy tan seguro.

Salí de la casa precedido de mis amigos. Nos metimos cada quien en su carro (los cuales habíamos estacionado de una manera curiosa: estaban todos formando una fila que corría por el centro de la calle, dividiéndola en dos, y dejando a los lados, unos espacios minúsculos por los que ni siquiera un automóvil compacto hubiera podido pasar) y partimos formando una gran caravana de al menos 80 unidades que circulaban sin rumbo fijo. En verdad no recuerdo haber llegado en tantos vehículos, de hecho varios de nosotros no contamos con un uno, pero así fue como sucedió. Por alguna razón, y aunque, debido a la incongruencia que esto representa, me sienta un poco tonto mencionándolo, de aquí en delante las memorias se vuelven más claras y más confusas a la vez. Por un lado la nitidez y color de las imágenes aumentan tanto que se vuelven un poco molestas, y del otro, los eventos que se fueron desarrollando poseen poco o nada de sentido. En conjunto todo esto me desorienta bastante. Aún así, creo estar todavía en condición de seguir contando lo que pasó aquella noche.

Aún después de haber ingerido una cantidad importante de vino y vodka, mis reflejos y mi pericia al volante eran los de una persona perfectamente sobria. En tan solo un par de minutos (o lo que pareció un par de minutos), manejé un tramo de varias docenas de kilómetros y sin darme cuenta me encontraba ya en una ciudad vecina bastante alejada de donde yo vivo. Para ese entonces ya había perdido a todos mis amigos que venían, como ya dije antes, en sus carros, siguiéndome. No recuerdo con claridad en que momento la mujer de mal aliento se había introducido a mi carro (o a mis recuerdos), pero ahí venía (o viene en este momento?) ella en el asiento del copiloto, mirándome a mi y al camino intermitentemente, siendo ella misma, un ser intermitente. Para ese entonces ya estábamos ambos muy ebrios. Habíamos consumido entre dos y tres galones de vodka y una cantidad parecida de vino. Esto lo supe por las botellas vacías que rodaban por debajo de los asientos, haciendo un ruido muy irritante al chocar entre si. A pesar de nuestro estado, la mujer de mal aliento no pronunció una sola palabra en todo el camino. En vez de eso se limitaba a hacer gestos y a lanzarme miradas que, solo en aquel momento, yo comprendía bastante bien, que me transmitían no solo ideas, no solo sentimientos ni estados de ánimo, sino el origen de todos estos, y no solo el origen, sino también su trayectoria y su objetivo final. Era como si sus ojos fueran una extensión de mis propios ojos, su imagen me transportaba ante mi propia imagen, y con ello me decían quien era y que quería. Porque al mismo tiempo, y solo en aquel momento, yo era ella. Apenas ahora me doy cuenta de lo atractiva que es.

Decidí parar el carro enfrente de mi casa. Le dije a la mujer de mal aliento que tenía que descansar un poco, pero mis intenciones eran otras. Le hice saber que ahí podíamos seguir tomando si así lo deseaba, aún quedaban en el asiento trasero bastantes botellas de cabernet sauvignon, merlot y unas cuantas de ron cubano. Me acerqué un poco a ella para llenarle la copa, le rocé las manos al hacerlo. Le expliqué al oído que la calle de mi casa era, por lo regular, muy tranquila, y que el riesgo de que algún policía, o algún otra persona indeseable nos importunara, era mínimo. Apenas dije esto y fue ahora ella quien empezó, sin dejar de mirarme a los ojos fijamente, a derramar de manera deliberada el vino sobre el asiento de mi carro nuevo. Me enojé. La corrí. Afuera esperaban todos los invitados de su fiesta de cumpleaños que reían al verme agitado. "No te preocupes, todos los anfitriones somos iguales" dijo con una sonrisa mientras bajaba del carro.

Un momento por favor, tengo que presionar de nuevo el botón que dice "snooze" en mi despertador .

Monday, May 5, 2008

Quien lo dijo?


"Since I was a child I've been shit about to happen"

una suscripcion vitalicia a Vanity Fair para quien sepa

Thursday, May 1, 2008

nuevo & caduco







The last week of his life was my first. I recognized his face from before (maybe from a class we had in common, I don't remember very well), I knew his name, and where he died all his life, but I didn't really know what he was until his death finished.

He used to kill himself on a regular basis. He excused himself for doing this by thinking that there isn't a point on smoothering the surface of a rough world. Headaches, cuts and blisters were his true gift, and only in a few ocasions he used it. Black, deep pores, packed with heat and life are the disgusting focuses of movement and interaction. Or at least those were the only ones he knew.

"Let my liver and my intestines bleed and rot, because only until then I will have known the boundaries of awareness. But don't ever look at me again, not even through this courtain, not even if I beg you to do so" he told me once. From that point every aspect of his life started changing. But only as a result of those aspects. It was as if every chapter developed its own destiny, as if every one of them was the direct transmutation of both the previous and next. At the end I think his life could be reduced to that; to an experience on which both action and reaction related to each other in a non continuous way, as if he affected time and not the other way.

His various homes were the holy Weekends of oily communication. Wet and dry emotions penetrated his "old carcass" (as he referred to himself) until all the bars were closed. He blossomed as everyone prepared to lubricate their skins by others' steam. No chemical formulas nor tested explosions on controlled environments could have prevented the atomic holocausts in which those nights ended.

On a couple occasions during that week, after the night had consumed itself and us, the worse had happened, and as if he was an actor who had been rehearsing all his life for that moment, he told me exactly these words: "Allow me to travel, I'd say if I had someone, through that tunnel without thinking, but only seeing. If this is calm, why was the storm sweeter than sugar? I'm not ready yet, and there's no peace, neither something to fight. All there is is a buzz that comes from the already empty and dried out inside".

It all came to an end in a warm nigh of april. I think it was cold before I discovered he was dead.

Tuesday, April 8, 2008

QRN


Que pasa sobre, o a traves de esas conciencias, ya bien descritas antes (no digo por quien porque que hueva) , y despues sobreanalizadas (porque en verdad, aparte de una descripcion no hace falta mucho. Todo lo que le siga es pura perdida de tiempo), a las que les resulta imposible despegarse de sus ideas (y lease despegarse como la accion de remover rastros de su ego de las frases que compongan cualquiera de sus discursos) . En vez de parecer estar hechos de sus acciones, y de reacciones a los eventos del mundo, asemejan ser apenas un poco mas de lo que eran cuando nacieron. Siguen siendo unos bebes cagones que en vez de llorar gritan letras para obtener atencion.

A esto ME refiero.
No deberia existir esa palabra.
Bien lo dijeron otros, que hueva nombrarlos.

Wednesday, January 23, 2008

Los átomos del cuerpo


Estaba una nimiedad nadando en un lago de emociones muy espesas. Se empezó a hundir porque aquellas emociones eran demasiado espesas. Se murió antes de llegar al fondo. Cuando Llegó al fondo se sedimentó junto con otro billón de nimiedades que, a través de millones de años (o un par de segundos, no me acuerdo), se fueron acumulando en el fondo del lago. Así nació la primera o la última persona; del sedimento, que en verdad no era sedimento sino el mundo entero, del fondo de un lago que en verdad no era un lago, sino el alma enferma de un dios taciturno y flemático.